Entendemos por competencia al conjunto de habilidades o capacidades correctamente gestionadas que permiten la resolución de un problema o situación significativa. Las competencias ponen en movimiento una gran variedad de recursos que posee el individuo (conocimientos, habilidades cognitivas, habilidades socioeconómicas, disposiciones afectivas, actitudes, técnicas y procedimientos) para hacer frente al reto o problema que debe ser significativo (real o simulado).
La formación basada en competencias es propia de las sociedades del conocimiento en donde las nuevas tendencias sociales del siglo XXI como la producción acelerada del conocimiento, grades cantidades de información y nuevas demandas de trabajo, aunadas a la realidad de una modernidad líquida (cambiante, diversa, ambigua, incierta, impredecible) trasforman la educación que ya no debe satisfacer la necesidad de producción en masa del siglo XVIII, sino que debe preparar al estudiante ateniendo nuevas demandas como el diálogo intercultural, el trabajo colaborativo o la conciencia emocional que requiere para desenvolverse en su entorno actual y futuro.
Hoy se redefine el aprendizaje que antes contemplaba solo la cantidad de conocimientos, como el desarrollo de competencias. Entendido de esta forma las competencias se encuentran en permanente desarrollo, el cual se puede dar en diversas situaciones, tanto programadas como no, por tal los entornos de aprendizaje serán formal (con actividades regladas), no formal (en comunidades de aprendizaje) e informal (aprendizaje espontáneo en la comunidad); por eso el desarrollo de competencias responsabiliza no solo a la escuela, sino también a la familia y la sociedad en donde los mass media tienen gran importancia.
La escuela y el docente en el paradigma de las competencias
El desarrollo de las competencias como objetivo educacional conlleva a un cambio metodológico que abre paso a nuevas metodologías en donde el estudiante es el centro del PEA (aprendizaje basado en el estudiante). Junto a las nuevas metodologías, se renuevan los sistemas de avaluación que pasarán de apuntar al mero conglomerado de conocimientos, a la demostración de habilidades, actitudes y conocimientos necesarios para una situación específica.
Entonces podemos inferir que el docente también tiene un nuevo rol, el de creador de situaciones que brinden al estudiante oportunidades para poner en práctica sus competencias y desarrollarlas.
Las clases de competencias
Existen diversas formas de clasificarlas; por ejemplo Pérez – Llantada (2007) las organiza en competencias instrumentales (pensar, conocer), competencias interpersonales (trabajo en equipo, interacción social) y sistémicas (planear, análisis de situaciones y sistemas).
También se puede hablar de competencias genéricas o transversales comunes a todos los perfiles profesionales y competencias específicas que propias de una carrera (Proyecto Tuning).
Son ejemplos de competencias genéricas:
• Capacidad para expresarse correctamente de forma oral y escrita y transmitir información mediante documentos y exposiciones en público. • Capacidad de trabajo en equipo y en entornos multidisciplinares. • Capacidad de adaptación, negociación, resolución de conflictos y de liderazgo. • Capacidad de organización, planificación y de toma de decisiones. • Actitudes éticas y de responsabilidad profesional, respeto a los Derechos Humanos y a la diversidad cultural.
Mientras que podemos señalar como ejemplo de competencias específicas de un arquitecto:
• Aptitud para crear proyectos arquitectónicos que satisfagan a su vez las exigencias estéticas y las técnicas; • Conocimiento adecuado de la historia y de las teorías de la arquitectura, así como de las artes, tecnología y ciencias humanas relacionadas; • Conocimiento de las bellas artes como factor que puede influir en la calidad de la concepción arquitectónica; • Conocimiento adecuado del urbanismo, la planificación y las técnicas aplicadas en el proceso de planificación; • Capacidad de comprender las relaciones entre las personas y los edificios y entre éstos y su contorno, así como la necesidad de relacionar los edificios y los espacios situados entre ellos en función de las necesidades y de la escala humanas.
