Este año el proyecto de gamificación se extiende a todas las aulas del primer año de secundaria, pues tengo a cargo a las 15 aulas; esto quiere decir que tendré algo más de 550 alumnos. Pensar en ABP y gamificación con un número tan alto de estudiantes a cargo se me hace un verdadero reto.
Cuando empleo el ABP se realiza diversas actividades “intermedias” que permiten llegar al producto final, ellas pueden tener evaluación con un calificativo correspondiente a un indicador de progreso; pero, en otras oportunidades son parte del proceso, no se pueden “saltar” pero tampoco tienen notas al registro.
Teniendo en cuenta todo esto y basándome en la idea de Registro Personal de mi compañera Magdalena Damian (ya hace unos años que me enseñó esta estrategia); este año emplearé ese registro personal pero gamificado; así se llamará Pasaporte del tiempo, nombre que le va perfecto pues será empleado por “los agentes MOIX que viajan en el tiempo para salvar la historia”.
En el pasaporte irán las tablas indicando las actividades o productos previos que deben realizar que en este proceso gamificado equivalen a retos.
Por cada reto cumplido (actividad o producto previo al final) recibirán un sello/firma a manera de llave. También recibirán un puntaje (no corresponde a la evaluación vigesimal de un indicador de logro); este puntaje depende de la complejidad de la actividad.
La suma de puntajes de los retos dan un puntaje final (cuando se concluye el proyecto) y estos permiten un puesto final. El máximo puntaje es de 150 puntos.
Además, como en todo proyecto gamificado, estoy elaborando insignias que conseguirán solo al completar la misión con un mínimo de 100 puntos ganados; al ganar la insignia los estudiantes también ganan un estímulo o premio.
Pues bien, esto es lo mejor que pude pensar para mantener el orden en esta aventura gamificada. ¡Vamos con el reto!