Ya tenemos un mes que iniciamos la política de “cero tareas” en el ciclo VI. Cuando llegó el email informando de esto, lo primero que pensamos muchos de los colegas es “¿cómo terminaremos los contenidos?” y es que en nuestra área son tan abundantes que se nos hace una tarea maratónica. Aun así, estamos avanzo, preparando materiales adicionales que faciliten algunas actividades; pero el “cero tareas” implica mucho más que preparar algunas fichas adicionales.
Hace una semana, Sofía que es alumna del segundo año, me dijo “profesora, déjenos tarea; estoy cansada que mi mamá me diga que nada tengo que hacer”, así que aquí nació la idea de este post.
En Europa nació una campaña organizada por padres de familia que solicitaban la eliminación de tareas para que así sus hijos puedan disfrutar el tiempo en casa, esto no va mal, si los adultos trabajamos ocho horas al día, ¿por qué los niños y adolescentes deberían de trabajar más tiempo? Pero; para que esto funcione se requiere de importantes cambios que deben ir direccionados en dos aspectos:
El modelo educativo tradicional es obsoleto para este objetivo, si pensamos que el PEA está centrado en la mera adquisición de conocimientos, no bastarán ni las 24 horas del día para memorizar las enciclopedias de la sociedad de la información. Por esto es necesario un nuevo modelo educativo que priorice el desarrollo de competencias blandas que permitan que el estudiante desarrolle su autoconocimiento para que después, sean capaces de generar por sí mismos situaciones de aprendizaje.
El compromiso social es inminente. Al eliminar las tareas o reducirlas a las más vitales los chicos contarán con mucho más tiempo libre; pero, ¿qué hacen en ese tiempo libre? Es común escuchar a mis estudiantes decir que sus vacaciones son muy aburridas y es porque como sociedad olvidamos que debemos ser generadores de aprendizaje, y esto va desde los medios de comunicación, los municipios y hasta las mismas familias. Si otorgamos más tiempo libre a los chicos (que bien se lo merecen y lo necesitan) debemos procurar que ese tiempo sea a la vez productivo, generador de experiencias de aprendizaje no invasivo.
Adios a la niñera más esmerada de todos los tiempos: La Televisión
“siéntate allí, tranquilo y busca qué quieres ver” Es una de las frases más comunes de un hogar peruano; sé que como adultos, el trabajo nos deja exhaustos, consume gran parte de nuestro tiempo; pero, encomendar a la TV la labor de “recrear” a nuestros hijos es uno de los más grandes errores y más comunes. Hoy vemos que la programación “infantil” ha quedado casi en el olvido; y si la hay, entre la publicidad emitida durante la misma, se difunde la cultura del consumismo y hasta programación para adultos.
El tiempo libre es para recreación y aprendizaje autónomo; para enriquecernos como personas, ya sea en la introspección de quien, en la socialización o para aprender nuevos conocimientos de forma autónoma. Que los chicos tengan tiempo libre no significa que esté dedicado a pasar toda la tarde en la cama durmiendo o en el sofá junto al TV o en las redes sociales; ellos deben comprender que el tiempo libre es una oportunidad de aprendizaje ¿y quiénes se l lo darán a entender? Nosotros, padres, docentes, medios de comunicación, sociedad.
Después de un mes esta política de “tareas cero” me parece un gran paso; pero si no hay el apoyo de la familia y la sociedad, sólo será hacer más vulnerables a los chicos.